Según la encuesta anual del INE, la partida de gastos de formación supone solo un 0,18 % del coste bruto medio de un trabajador. Esta es una cantidad insignificante si consideramos la importancia que tiene el talento para las empresas. De hecho, contar con un equipo ganador marca diferencias respecto a la competencia y es una de las claves del éxito empresarial actual.

La importancia del talento en la empresa

Las innovaciones tecnológicas se igualan o se superan poco después de haber sido lanzadas. Sin embargo, el capital humano es una fuente permanente de mejoras, pues nos permite ir por delante de la competencia.

Por ello, identificar, adquirir y retener el talento figuran entre las prioridades de toda empresa. Cuando contamos con el personal más cualificado y talentoso, todo en la organización mejora:

  • Producción.
  • Distribución.
  • Entrega de los productos.
  • Servicio al cliente.
  • Atención comercial.
  • Generación de ideas.
  • Adaptación a los nuevos retos del sector.
  • Estrategias de negocio.
  • Innovación y desarrollo.
  • Prospección de mercados.
  • Satisfacción del público.
  • Fidelidad de los clientes.

Podríamos seguir enumerando ámbitos de mejora derivados del talento, pero todo se resume en una frase clave: la capacidad de los equipos permite obtener mejores resultados y alcanzar las metas definidas. En consecuencia, las empresas crecen más rápidamente y de una manera integral, sostenible y diferencial. Además, la motivación profesional aumenta y los equipos son más competentes.

¿Cómo conseguir trabajadores talentosos?

En la práctica, tenemos dos formas de evolucionar hacia mayores niveles de competitividad y excelencia desde la cualificación de nuestros profesionales.

Reclutar a los mejores

La dificultad radica en que estos empleados son los más demandados por todas las empresas. Para ficharlos, hay que identificar quiénes son y seducirlos con unas condiciones de trabajo atractivas.

A menudo, resulta complicado y no siempre está al alcance de nuestra empresa. Los cazatalentos, capaces de descubrir esos mirlos blancos antes de que los competidores se fijen en ellos, proporcionan una gran ventaja al respecto.

Desarrollar y estimular el talento interno

Esta posibilidad es enormemente interesante, ya que nos permite crecer desde dentro. Es decir, la formación nos da la opción de contar con el candidato ideal sin tener que conquistarlo en el mercado laboral. Así, muchas organizaciones apuestan por estrategias de upskilling. Resulta lógico, por tanto, que los reclutadores actuales se fijen más en las habilidades blandas o soft skills de los candidatos que en sus currículos.

Las empresas buscamos personas capaces de aprender, crecer profesionalmente y desarrollar nuevos talentos. Con el proceso de aprendizaje apropiado, estos candidatos llegan a ser profesionales del más alto valor. Cuando no se puede reclutar el talento externo, crearlo desde dentro es la mejor alternativa.

Upskilling, la formación a medida

Este término alude a una tendencia laboral consolidada y creciente. Consiste en facilitar y favorecer la empleabilidad y la productividad profesional mediante el aprendizaje continuo. En consecuencia, se desarrollan programas específicos de formación y capacitación para aumentar las habilidades, competencias y conocimientos de sus participantes.

Se trata de una estrategia corporativa que ayuda a evolucionar, porque mejora al equipo y a cada uno de sus miembros. Su principal virtud es que permite establecer una hoja de ruta de desarrollo profesional personalizada. Cada candidato compensa su déficit inicial y evoluciona en la dirección apropiada.

Por otro lado, los procesos de aprendizaje se individualizan y se enfocan hacia aquellas cualidades idóneas para el desempeño concreto en la empresa. Así, la competitividad y la eficacia individuales aumentan y, con ellas, las de la organización.

Es una excelente fórmula para fomentar y retener el talento. Hemos de considerar que los mejores sienten un lógico deseo de progresar y aprovechar sus facultades. Por ello, quienes participan en estos procesos de formación se sienten más satisfechos, motivados e implicados en la compañía. De esta forma, su rotación se reduce y pueden aportar sus conocimientos durante más tiempo.

¿Y si no tenemos trabajadores talentosos en la empresa?

Tanto la cualificación como la excelencia se pueden trabajar. Aunque existen talentos genéticos con los que nacemos, si no se desarrollan nunca serán aprovechados; jamás pasarán de lo potencial a lo real.

Esto les sucede también a muchos de nuestros trabajadores. En muchos casos, estamos infrautilizando un buen número de sus cualidades, actuales o futuras. Con frecuencia, el desconocimiento es la clave de este desaprovechamiento. En estos casos, las técnicas y las experiencias de team building, así como adoptar una especial sensibilidad en esta línea, son fundamentales para las empresas actuales. ¡Detectar el talento interno ha de ser una prioridad!

Si lo hacemos, los mejores planes de formación nos convertirán en una fábrica de generar profesionales competitivos, implicados, fieles y más productivos. Es decir, harán de nosotros una empresa diferente y difícil de alcanzar por los competidores.

Gracias a esta política de prospección de cualidades y formación interna, nos fortalecemos como organización. Los rivales nos pueden arrebatar a algún empleado diferencial, pero nunca evitarán que seamos capaces de reemplazarlo por otro igual o mejor.